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Los radiadores emiten calor en todas las direcciones, incluso hacia la pared que tienen detrás. Con paredes exteriores sin aislar, esto puede provocar una pérdida de calor innecesaria. Existen medidas sencillas para mantener más de este calor dentro de la habitación.
La lámina para radiadores es un material reflectante que se coloca detrás del radiador. El lado brillante de la lámina refleja el calor de vuelta a la habitación, reduciendo la cantidad de calor que se pierde a través de la pared. Esto conduce a un uso más eficiente de la energía de calefacción y puede aumentar notablemente el ahorro de gas, especialmente en radiadores situados contra paredes exteriores sin protección.
| Aplicación | Ahorro por m² de lámina |
|---|---|
| Detrás del radiador en una pared de ladrillo macizo sin aislar | 11 m³ |
| Detrás del radiador con acristalamiento simple | 50 m³ |
| Detrás del radiador con doble acristalamiento | 25 m³ |
Consejo de aplicación: Para una instalación invisible, corte la lámina un poco más pequeña que el radiador. Fije la lámina con cinta adhesiva o imanes, con el lado reflectante mirando hacia el radiador.
Un ventilador para radiador —un dispositivo compacto que se coloca debajo del radiador— acelera la distribución del aire caliente en la habitación. Tan pronto como el radiador se calienta, el ventilador impulsa el aire caliente ascendente hacia el espacio. Esto hace que la habitación se sienta confortable más rápidamente, permitiéndole bajar el termostato antes. Esto contribuye al ahorro de energía.
Las tuberías de calefacción que pasan por espacios no calefactados, como sótanos o desvanes, a menudo pierden cantidades significativas de calor sin que nos demos cuenta. Esto significa que la caldera tiene que trabajar más para alcanzar la temperatura deseada en las zonas habitables. Aislar estas tuberías ayuda a retener más calor hasta que llega al radiador, aumentando la eficiencia del sistema.
Las fundas de espuma listas para usar están diseñadas para una fácil instalación alrededor de las tuberías de calefacción. Vienen en varios diámetros para adaptarse a diferentes tamaños de tubería. Este aislamiento es una forma rápida de reducir la pérdida de calor en las partes no calefactadas de la casa y ayuda a disminuir el consumo de gas.
Importante: Aísle únicamente las tuberías de calefacción y las de agua fría. Las tuberías de agua potable no deben aislarse debido al riesgo de proliferación de bacterias.
La tecnología moderna ofrece diversas soluciones para una gestión más precisa y eficiente de la calefacción en su hogar.
Un termostato programable o un termostato inteligente le permite regular la calefacción con precisión. Con funciones de programación y detección de presencia, la calefacción se puede ajustar automáticamente para que las habitaciones solo se calienten cuando sea necesario. Los termostatos inteligentes suelen ofrecer control remoto a través de un smartphone y aprenden sus rutinas para maximizar el ahorro de energía.
Las válvulas termostáticas para radiadores le permiten gestionar las temperaturas en habitaciones individuales de forma independiente del termostato central. Estas válvulas miden la temperatura de la habitación y ajustan el flujo de agua al radiador para mantener la temperatura establecida. Esto es útil para dormitorios, despachos u otros espacios que no necesitan estar a la misma temperatura que el salón en todo momento.
Pregunta frecuente: "¿Puedo instalar yo mismo una válvula termostática para radiador?"
Respuesta: Con la preparación adecuada y herramientas básicas, la instalación de una válvula termostática para radiador se puede hacer de forma independiente. Esto generalmente implica vaciar el sistema de calefacción e instalar cuidadosamente la nueva válvula. A menudo se incluye un manual detallado, y las guías de bricolaje en línea pueden ofrecer apoyo. Si no está seguro, es aconsejable consultar a un instalador profesional.
Invertir en mejorar la sostenibilidad de su sistema de calefacción se traduce en un aumento inmediato del confort y en un significativo ahorro económico a largo plazo. Al reducir la pérdida de calor y optimizar el control de la temperatura, la energía se utiliza de forma más eficiente. Esto conduce a facturas de energía más bajas y contribuye a un entorno de vida más sostenible.